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Antes de tener hijos la meditación era parte de mi rutina diaria, pero cuando llegó mi primer bebé me sentí tan abrumada que nunca supe como incluir muchas de las cosas que me gustaban hacer en mi nueva y ocupada vida de mamá, ¿te ha pasado? Una amiga que tiene tres hijos siempre me decía: “no te das cuenta lo fácil que es tener un hijo y la gran cantidad de tiempo que tienes hasta que tienes dos o tres”, ¡cuánta razón! Esto me hizo pensar en que si tengo tiempo para sentirme triste o ansiosa, entonces también lo tengo para relajarme y meditar. Además, esto no es sólo bueno para mi, y ya que las mamás estamos conectadas energéticamente con nuestros niños (sobre todo durante sus primeros siete años de vida) trabajar en mi bienestar también repercute en ellos. En pocas palabras se trata de poner en práctica el mantra: “mamá feliz, bebé feliz”.

Hay que organizarse para encontrar espacio, pero si uno de tus propósitos es dar la mejor versión de ti misma, incluir la meditación en tu día a día es una buena opción para lograrlo. Estos consejos pueden ayudarte:

TIP #1: VISUALIZA TU DIA

Para comenzar la jornada con el pie derecho cada día antes de levantarme de la cama, hago un recorrido de dos minutos sobre cómo me gustaría que sucediera la mañana, la tarde y la noche. Pero la idea no sólo es imaginar sino también “sentir” todas esas cosas buenas que van ocurriendo: situaciones fluidas y relajadas con los niños, gente agradable al rededor, buena vibra con las llamadas que reciba, etc. Todo eso me ayuda a empezar de buenas y a predisponerme a crear grandes cosas en mi futuro inmediato.

 TIP #2: EN CUALQUIER LUGAR

Por supuesto que sentarse en un sitio sereno, con la columna erguida y los ojos cerrados es lo óptimo, pero una de las claves de la meditación es estar presente. Las mamás hacemos muchas cosas a la vez de forma automática y gran parte del día entre los gritos de los niños, el estrés por llegar a tiempo y la gran cantidad de cosas que hay por hacer, actuamos “sin pensar”. Estar “aquí y ahora” se convierte en un reto pero ¡se puede! Para lograrlo, me funciona poner alarmas en el móvil que me recuerden que debo enfocarme y observar el momento como si fuera el último. También me gusta hacer meditación en movimiento por ejemplo al caminar; es decir poner atención en cómo se siente el peso del cuerpo sobre el suelo, el roce de la ropa sobre la piel, los olores que hay en el ambiente, el espacio que ocupa el cuerpo en la habitación o espacio en el que está, etc. El objetivo es que ya sea jugando con los hijos o cambiando pañales, seamos consientes de las sensaciones que hay en “ese” instante sin pensar en el pasado o el futuro, que es donde muchos de nosotros gastamos nuestra energía.

TIP #3: EN LA DUCHA

Aunque dure sólo unos minutos, en este refugio tenemos algo que vale oro: privacidad. Cuando me ducho por la noche cuando los niños están dormidos disfruto de ese momento para relajarme, cerrar los ojos e imaginar que el agua limpia mi mente, se lleva las preocupaciones, temores y estrés. Esto me ayuda a sentirme más centrada y relajada.

TIP #3: CON TU HIJO

Aunque a veces caigo en la tentación de revisar mi teléfono, cuando le doy el pecho a mi bebé procuro hacer Mindful Breathing, es decir me concentro en el bebé y hago respiraciones profundas y pausadas hasta entrar en un ritmo meditativo. Lo mismo se puede lograr mientras se da un paseo imaginado que en cada paso se imprimen huellas de paz y amor. Recuerda que la idea es poner atención todas las sensaciones mientras se coordina la respiración. Con mi hijo el grande intento colorear libros de mandalas y aunque aún le cuesta entretenerse a veces logro pintar parte de alguno con su ayuda. También practicamos juntos cómo hacer respiraciones y hacemos un saludo al sol de yoga adaptado a su edad. Tengo la esperanza de que cuando sea más grande pueda hacer más cosas del estilo con él, pero al menos desde ahora ya he sembrado la semilla.

 

 

TIP #4: MIENTRAS LOS NIÑOS DUERMEN

Cuando los niños se acaban de dormir, me gusta quedarme en la oscuridad y en silencio. Ese puede ser un gran momento perfecto para sentarse en la quietud, enfocarse en hacer respiraciones y en simplemente SER. Aunque antes prefería meditar por la mañana, ahora me resulta más sencillo hacer meditaciones más largas a esta hora o antes de irme a la cama. Cuando mi día ha estado muy agitado y me cuesta trabajo enfocarme, uso alguna meditación guiada como las de Joe Dispenza. También soy fan de apps como Calm, Insight timer y Head Space.

 

 

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