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Much@s nos pasamos la vida cuidando a los demás y nos dejamos en segundo plano. Si es tu caso te invito a que cada día escuches a tu cuerpo y mente y atiendas a lo que necesitas. No solo te sentirás con más energía y felicidad sino que sacarás a flote la mejor versión de ti mism@.

Date un abrazo

El autoabrazo es una práctica maravillosa. Además de liberar oxitocina (la hormona de la felicidad) también promueve la autoconfianza y reduce el estrés. Es posible que al principio te sientas ridículo@ pero el efecto de sentir que puedes sostenerte cambiará todo tu día. Cuando lo hagas, exprésate cuánto te quieres, perdónate y date cuenta de que solo te necesitas a ti mism@.

Recordatorios positivos

Me encanta usar anclajes sobre temas que estoy trabajando. A veces coloco un post-it con una frase que me recuerde dar las gracias o respirar adecuadamente. También funciona poner una alarma en el móvil para parar tomar y descanso, hacerme consiente de mi cuerpo o simplemente respirar.

Proyecta tu día

Lo que haces y piensas por la mañana podría condicionar tu día más de lo que crees. Al despertar antes de salir de la cama, cierra los ojos, estírate y a continuación visualízate haciendo las cosas que quieres lograr en este día. Sin importar en qué momento de la vida estás, imagínate sonriente, completando tus logros y si puedes… conecta con la emoción como si ocurriera en ese instante. Si se te olvida hacerlo, al lado del despertador deja un “recordatorio positivo” que diga: “proyecta tu día”. ¡Funciona!

Di “NO”

¿Cuántas veces al día haces cosas que no queires hacer? Los límites comienzan en los pequeños detalles así que atrévete a ponerte en primer lugar y di NO. La idea es ser asertiv@, conectar con tu brújula interior y aprender a dar la media vuelta a ciertas actitudes, acciones o personas que no te aportan nada.

Practica la respiración circular

Se trata de una respiración sin retenciones entre inhalaciones y exhalaciones. Para lograrlo imagina un circulo en el que la mitad representa la inhalación y la otra mitad la exhalación; ambas se conectan fluidamente y sin pausas. Concéntrate en realizar la exhalación de forma relajada y sin controlarla. Lo idóneo es inhalar e exhalar por la nariz. Las ondas de energía creadas por la respiración circular producen calma, relajación e intensifican tu conciencia.

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